Fecha: 21 de enero de 2025
La ausencia del diputado Alberto Eduardo De León Benítez en la reciente sesión del Congreso para la «Aprobación del Orden del Día» no solo es una falta grave a sus deberes, sino también un acto de negligencia hacia los ciudadanos de Totonicapán que depositaron su confianza en él. Este tipo de comportamiento no es solo inaceptable, es una traición directa al compromiso asumido al tomar el cargo.
Una representación inexistente
Totonicapán es una región que enfrenta retos urgentes en educación, salud y desarrollo económico. En lugar de ser una voz activa que abogue por el progreso y las soluciones para su comunidad, Alberto Eduardo De León Benítez optó por no presentarse, dejando a su departamento sin representación en una sesión crítica. Esto es especialmente preocupante en un contexto donde las decisiones legislativas pueden marcar la diferencia para miles de ciudadanos.
Falta de compromiso y respeto
El cargo de diputado no es un privilegio, es una responsabilidad hacia quienes confiaron en su capacidad de liderazgo. La ausencia de De León Benítez muestra una clara falta de compromiso y un desprecio hacia las necesidades de su departamento. Este tipo de conducta desmoraliza a los votantes y perpetúa la desconfianza en las instituciones democráticas.
Consecuencias democráticas
Cuando un diputado elige ausentarse, priva a su región de participar en decisiones cruciales. Esto no solo afecta la calidad de la representación, sino que también compromete la legitimidad del proceso legislativo. La falta de quórum o de opiniones diversas puede llevar a decisiones unilaterales que no reflejan los intereses de la población.
Exigencia de rendición de cuentas
Es imperativo que Alberto Eduardo De León Benítez explique las razones de su ausencia y tome medidas para enmendar su falta. Los ciudadanos de Totonicapán merecen una explicación clara y acciones concretas que demuestren su compromiso con el cargo. Sin consecuencias claras para este tipo de comportamiento, el Congreso corre el riesgo de seguir siendo un espacio de ineficiencia y desconexión.
Conclusión
La ausencia de Alberto Eduardo De León Benítez no es un simple descuido, es una falla grave que pone en evidencia la falta de responsabilidad y respeto hacia su rol como representante de Totonicapán. Guatemala necesita líderes que estén presentes y dispuestos a trabajar por el bienestar de sus comunidades, no figuras decorativas que desaparecen cuando más se les necesita. Los ciudadanos merecen representantes que honren su compromiso y luchen activamente por sus intereses.